La antigua máxima latina “mens sana in corpore sano” cobra un nuevo significado a la luz de la neurociencia moderna. Lejos de ser actividades opuestas, el ejercicio físico y el aprendizaje están profundamente interconectados. El movimiento no solo fortalece nuestro cuerpo, sino que también potencia nuestra mente, mejorando la memoria, la atención, la creatividad y el bienestar general, tanto en niños como en adultos (1) (2).
En otras palabras, los últimos descubrimientos científicos revelan que estábamos muy equivocados con el típico estereotipo de asociar a los deportistas con una menor capacidad intelectual y a los intelectuales con una falta de habilidades físicas.
Neurociencia y plasticidad cerebral: El cerebro en constante cambio
Nuestro cerebro no es un órgano estático, sino que posee una increíble capacidad de adaptación llamada neuroplasticidad. Esta capacidad permite que el cerebro genere nuevas neuronas (neurogénesis) y establezca nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida. Aunque tradicionalmente se creía que la neurogénesis solo ocurría en las primeras etapas de la vida, investigaciones recientes han demostrado que este proceso continúa en la edad adulta, y que la actividad física lo estimula significativamente (3).
Numerosos estudios han demostrado que la actividad física regular mejora la función y flexibilidad cognitiva (4) en todas las edades, a través de una mayor producción de sustancias clave para la actividad cerebral, entre los que se encuentra el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) (5) esencial para funciones cerebrales como la memoria, concentración y aprendizaje (6) (7) y serotonina (la hormona de la felicidad) que acelera el proceso de adquisición de nuevos conocimientos (8).

En niños, se ha observado que el ejercicio mejora la atención, la memoria de trabajo y las funciones ejecutivas, habilidades cruciales para el éxito académico (9) (10). En adultos, el ejercicio ayuda a mantener la agudeza mental, mejora la memoria y protege contra el deterioro cognitivo relacionado con la edad (11) (12) (13).

El movimiento como potenciador del aprendizaje: antes, durante y después
Los beneficios de la actividad física se presentan antes, durante y después del aprendizaje:
Antes del aprendizaje:
El ejercicio físico antes de una sesión de estudio o trabajo aumenta el estado de alerta y la concentración, preparando al cerebro para recibir y procesar nueva información de manera más eficiente. Demostrando efectos beneficiosos incluso en niños y adultos con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) (14) (15)
Durante el aprendizaje:
Breves descansos de actividad física durante el estudio o el trabajo pueden revitalizar la mente, reducir la fatiga mental y mejorar la retención de información (16) (17) (18).
Encuentro interesante mencionarles dos estudios asociados al poder de la actividad física en el aprendizaje:
1. Actividad física ultra rápida: Ha demostrado mejorar el aprendizaje. Cuando estés aprendiendo, salta rápido y haz 20 a 40 segundos de actividad física ultra intensa, luego continúa aprendiendo inmediatamente.
2. Movimiento en clases: Los estudiantes tienen mejores resultados de aprendizaje cuando se les permite hacer manualidades (como tejer) en clases, comparado con aquellos que solo escuchan (Huotilainen 2024). También, estudiantes con TDAH logran mejores resultados mientras realizan actividad física (19)
No es de extrañar que grandes personajes de la historia compartieran la buena práctica de caminar en sus procesos cognitivos. Aristóteles impartía sus lecciones mientras caminaba por el jardín del Liceo de Atenas con sus discípulos, quienes más tarde fueron denominados «peripatéticos» (que significa literalmente “que pasean”). Steve Jobs, por su parte, era conocido por sus «caminatas de reunión» en las que discutía ideas y tomaba decisiones importantes mientras caminaba con colegas (20).
Después del aprendizaje:
El ejercicio después del aprendizaje fortalece la creatividad (21) y la consolidación de la memoria (22), ayudando a que la información se almacene a largo plazo y esté disponible para su uso futuro. Así es como nacen ideas y nuevas conexiones al salir a trotar o algunas más icónicas como la de la teoría de la relatividad, idea que Albert Einstein reconoció que se le ocurrió mientras andaba en bicicleta.

El movimiento: Un regalo para mente y cuerpo
Además de sus beneficios cognitivos, el ejercicio físico también juega un papel crucial en la salud mental y el bienestar emocional. La actividad física regular ha demostrado ser eficaz en la reducción del estrés, la ansiedad y la depresión, y en la mejora del estado de ánimo y la autoestima.
En resumen, la ciencia moderna respalda la antigua sabiduría de «mente sana en un cuerpo sano». El movimiento no es solo una cuestión de salud física, sino también una herramienta poderosa para nutrir nuestras mentes, mejorar nuestro aprendizaje y potenciar nuestra creatividad. Así que, tanto si eres un estudiante que busca mejorar su rendimiento académico como un adulto que desea mantener su mente ágil, recuerda que el movimiento es clave. ¡No subestimes el poder de una caminata, un partido de pádel o una sesión de ejercicios para impulsar tu cerebro y tu bienestar general!